Tuesday, August 30, 2005

Esclavos del Audio

Cuando Cochise -el primer single de su álbum debut homónimo- empezó a pegar en las radios, el mundo del rock contemplaba el nacimiento de una nueva fuerza sonora. El tema era un contundente e inspirado hard rock, que removía la oxidada estructura construida por aquellos grupos, remedos de las grandes bandas de los ‘90. Había nacido el sonido Audioslave.

Be Yourself, el single de su segundo álbum Out of Exile, es sin embargo un medio tiempo de fácil programación radial. Si bien el coro es un cliché: “...porque ser tú mismo es todo lo que puedes ser”, el resto de la letra lo justifica: “...alguien se hace pedazos / durmiendo solo / Alguien mata el dolor / girando en el silencio / ...Alguien se excita en una capilla / atrapando un bouquet / Otro deja una docena de rosas blancas / en una tumba”.

El disco arranca con Your time has come y Out of exile, dos canciones tan intensas como lo eran la mayoría de su álbum debut, pero más redondas en su propuesta. Aquí demuestran que después de una gira mundial han logrado una mejor conexión como grupo. La evolución de Tom Morello en la guitarra es evidente; si “ingenioso”, “innovador” o “radical” eran los adjetivos que recibía en su etapa Rage Against the Machine, con este álbum bien podría ganarse un puesto entre los mejores guitarristas de los últimos 20 años.

Doesn’t remind me tiene todos los ingredientes para ser otro hit radial, pues sus acordes acústicos iniciales rozan con el power-pop, pero eso es sólo la cubierta de un tema que va creciendo en forma y contenido; la letra se puede emparentar con la filosofía zen o algunos de los poemas de Eielson. Heaven’s dead, aunque de tempo más moderado, también es un track fácil de escuchar. Contribuye con la diversidad que el disco propone desde los primeros temas.
Man or an Animal, The Worm, Drown me Slowly son momentos del disco donde la batería militante de Brad Wilk y el potente bajo de Tim Commerford crean la atmósfera necesaria para pistas explosivas, a las que Morello se suma con acordes agresivos, líneas melódicas precisas o un solo genial, y Chris Cornell (ex Soundgarden) remata con su gran registro vocal y letras salvajes. Dandelion y Yesterday to tomorrow son temas con fuertes raíces del rock clásico de los ‘70, aunque de letras predecibles que buscan el futuro prometedor.

En suma, un álbum que canción a canción se defiende solo. De él no se puede esperar el sonido de una superbanda, sino de algo mejor, de un grupo que ha encontrado el camino para ser un alma sola, quizás con el mismo espíritu del guerrero Cochise, cuyo nombre inspiró su single debut. El fue el último gran jefe indio americano en morir libre, luchando por defender su territorio. Creo que Audioslave seguirá defendiendo el suyo, sin la necesidad de otro premio que el de mantener viva la llama del rock verdadero.

Audioslave / Album: Out of Exile / Sello: Interscope Records (2005)

Monday, August 29, 2005

El Proyecto Sufjan

Sufjan Stevens (Michigan, 1975), cantante y compositor, se levanta de su cama un buen día y dice: "Voy a hacer un disco homenajeando a Michigan", deja volar su imaginación unos minutos más, ordena sus ideas y concluye "voy a hacer un disco para Michigan, luego otro para Illinois, y así hasta terminar 50 discos para los 50 estados de Norteamérica". ¿Es que acaso este hombre ha perdido el juicio? ¿O se trata de un artefacto promocional para asegurar las ventas de su obra? El hecho es que su ambiciosa jornada ya empezó con Greetings from Michigan, The Great Lake State (2003) y continúa este año con Illinois, un disco impecable cuyo espíritu indie-folk-rock ya está cautivando a la crítica de su país.

Illinois presenta a un Sufjan Stevens virtuoso en el dominio de múltiples instrumentos. Sus 22 canciones poseen una orquestación única y a la vez el espíritu del poeta que sabe ver más allá de lo evidente. Un piano intimista, instrumentos de viento, coro de voces femeninas, notas de banjo, intrincados arreglos que invitan a la melancolía. ¿Qué tal la pasé con este disco? La verdad es que fue una experiencia agotadora. Las letras están llenas de datos de la ciudad, anécdotas locales, personajes históricos, y los temas empezaron a gustarme sólo cuando empecé a informarme un poco, y asociar las letras con la música. En el primer track, "Con respecto al avistamiento de un OVNI cerca a Highland, Illinois", un teclado minimalista y letra en tono poético hablan del día en que algunos habitantes vieron tres intensas luces bajar del cielo ("...no podíamos imaginar / lo que vino en el espíritu de tres estrellas..."). Luego escuchamos “Black Hawk War”, un instrumental que nos remite a la batalla del gran guerrero indio Halcón Negro, por defender las tierras del norte de Illinois. Tenemos una canción homenaje a Superman –como muchos recordarán, nacido en Metrópolis, Illinois-, pero también temas que se centran en personas comunes y corrientes del lugar. Por ejemplo en “Chicago”, lejos del panfleto turístico, Sufjan se centra en la historia de dos personas escapando hacia otro estado (“Si me encontré llorando con mi amigo / en la camioneta / era por la libertad / liberarme de mí mismo y de la ciudad”). Es quizás esa perspectiva la que dota a las canciones de un aura. Vayamos al primer álbum de este proyecto, el Greetings of Michigan. La primera canción, “Flint”, es la historia de un desempleado que dice "desde el 1ro de junio / perdí mi trabajo / perdí mi cuarto / he olvidado la parte / donde uso mis manos como uso mi corazón". Esto dice mucho de la propuesta: lo que quiere retratar Sufjan de cada estado, no es sólo paisajes, habitantes y costumbres; es también una geografía emocional. Suena ambicioso e interesante. Lo es, siempre y cuando uno se tome el tiempo necesario para digerir la obra. Por mi parte yo ya tuve suficiente.

Si a partir de ahora Sufjan Stevens se dedica a sacar un disco por año, logrará culminar con éxito su proyecto al cumplir los 77 años de edad. Démosle un plazo mayor, dejemos que entregue el disco número cincuenta cuando cumpla 85. Así nuestro personaje acabaría su odisea el año 2061. Y así como va el mundo, la verdad es que cualquier cosa puede pasar. ¿Existirán cincuenta estados todavía?


Sufjan Stevens / Album: Illinois / Sello: Asthmatic Kitty (2005)

Friday, August 26, 2005

Extraordinary Machine

El último disco de Fiona Apple, "Extraordinary Machine", será lanzado por Epic Records este 4 de Octubre. En el post anterior, una columna que publiqué hace unos meses en Correo, sobre la controversia que generó esta tercera entrega de la cantante neoyorquina. Más información en http://www.fiona-apple.com/

Una máquina extraordinaria

“Por favor, por favor, por favor, no más melodías / ellas carecen de impacto / ellas dan lástima / ellas ya han sido fabricadas ... / pero yo y todo el mundo está en el triste, mismo equipo / y tú puedes escuchar a nuestros tristes cerebros gritando / danos algo que nos suene familiar, algo similar / a lo que ya conocemos”.

Las líneas anteriores pertenecen a la canción “Please, please, please” del último álbum de Fiona Apple, Extraordinary Machine. Un disco que estaba listo para ser lanzado en el 2003, pero que ha sido encajonado en los archivos de la disquera Epic por una simple razón: el álbum no es comercial.

La protesta de los fanáticos no se hizo esperar. Una cantante que ha vendido 3 millones de copias por su álbum Tidal en 1996 -cuando apenas tenía 19 años-, ganadora del Grammy a mejor performance vocal en 1998 y nominada en varias categorías por su segundo álbum “When the Pawn Hits the Conflict...” (1999), es una presencia que no se puede silenciar.

La controversia aumentó cuando el año pasado, dos canciones del disco se filtraron en internet. Luego en enero de este año, Andrew Harms -un DJ de Seattle-, liberó el resto de canciones en su programa radial, las cuales fueron grabadas por fanáticos que a su vez las divulgaron en la web. Todo esto mientras Dave Muscato, un fanático de 21 años, empezó una campaña a través de su página web FreeFiona.com, para que Sony/Epic lance el esperado álbum. Su site ya sobrepasó las 3 millones de visitas y ha recibido la atención de The New York Times, Rolling Stone, Spin, entre otros.

Me bajé el disco completo -ya hay versiones con calidad de CD circulando en internet-, para poder escuchar aquellos tracks que los fans de Apple han estado esperando por cinco años. No me sorprendió la dificultad en encontrar algún tema accesible para las masas: se trata de música hecha para degustar, un cuerpo emocional que no se deja abrazar al primer contacto. El productor Jon Brion (Rufus Wainwright, Aimee Mann) ha hecho un trabajo impecable, encontrando los arreglos precisos para una mujer que elabora atmósferas sobrecogedoras, que compone intrincadas melodías para sus historias y que escribe sus letras bajo una devoción por la poesía de Maya Angelou y la prosa de John Irving.

Esa mujer que empezó a tocar el piano a los 8 años, y que a los 19 cantaba en su primer disco “Tú nunca verás el coraje que yo conozco / la riqueza de sus colores no aparecerá dentro de tu visión”, ahora ha optado por el silencio ante tanta polémica.

Antes que las multinacionales sean las que decidan qué es lo que debemos escuchar y qué es lo que no, esperemos que la máquina extraordinaria de Fiona Apple vea la luz pronto. Sólo así se hará justicia a la música.

Monday, August 22, 2005

Una canción de Jimi Hendrix


Un lector de esta columna me manda un mail con la lista de las diez mejores canciones de la historia del rock ‘n roll, según su visión personal. Me pide que le mande mi lista. La verdad nunca he hecho una. No tengo idea cual debería estar en primer lugar, pero si tuviera que escoger alguna fuerte candidata sería…Jimi Hendrix – Hear My Train a Comin’ (acústica). La canción en sí no tiene nada de extraordinaria. Es un blues clásico que dura tres minutos, de arreglos simples pero efectivos. La letra habla de un hombre a quien su chica le dice que es una desgracia; un hombre confundido por el trato que recibe de la gente, y que está solo en la estación esperando su tren. Hasta allí, nos encontramos con esa melancolía propia de los viejos blueseros del Mississippi. Pero lo que hace la canción diferente es la actitud de su última estrofa: Voy a dejar este pueblo / tengo que dejar este pueblo / voy a hacer muchísimo dinero / voy a ser grande, sí / voy a comprar este pueblo / y lo pondré todo en mi zapato / incluso podría darte un pedazo / eso es lo que voy a hacer.

Hay algo en ese repentino giro de la letra que siempre me llamó la atención. Detrás de esas frases tan simples, está la decisión trascendental de un hombre que ya sabe cuál es su destino. Me imagino al desconocido James Marshall Hendrix, quizás pobre y ninguneado por su chica, tomando la decisión de viajar a Inglaterra para que alguien reconozca su arte –fue llevado a Londres en 1966 por Chas Chandler, ex bajista de The Animals quien se convirtió en su manager-. El resto es historia.

El video de Hendrix interpretando Hear my train a comin’ con una guitarra acústica de doce cuerdas, aparece en EXPERIENCE, un documental producido por la BBC en 1968. Allí no está el Hendrix de la quema de stratocasters ni el de las acrobáticas piruetas con su instrumento. Está un hombre y su guitarra, cantando algo real, no para la disqueras ni para los estadios, sólo para él mismo y para aquellos dispuestos a escucharlo.

Para mí, esas son las canciones que significan “algo”. No son los grandes clásicos del rock, no tienen tanto que ver con la “historia” del rock, pero sí con la historia personal del artista. Y no me refiero a tal o cual canción en función a la cronología de su vida, sino a ese sentimiento particular que sólo se puede traducir en música.

¿Cuántos de ustedes han sentido que una situación no da para más y que la única alternativa que les queda es dar un paso adelante, aunque uno no sepa bien lo que le espera? Lo más probable es que el joven Hendrix nunca imaginara la rapidez con la que se convertiría en un icono, tampoco los problemas que su fama le acarrearía. Pero en Hear my train… expresa la actitud de alguien que ya había escogido su camino.

Así que voy a poner esa canción una vez más en mi reproductor, pensando en el personaje de la letra; esperando su tren, cabizbajo y solo, retado por el mundo. Todos necesitamos un viaje así, tarde o temprano.